Estamos listos - LA ARGENTINA GLOBANT COMPRO UNA COMPAÑIA ESTADOUNIDENSE


Con la adquisición de Nextive, Globant se convirtió en la primera empresa de software argentina en comprar otra en Estados Unidos. Globant factura 90 millones de dólares y tiene tres mil empleados.
Mientras el mundo se derrumba, el dólar cae frente al peso argentino y Barack Obama se parece cada vez más a Fernando de la Rúa, una empresa argentina acaba de anunciar la compra de una empresa estadounidense. Epa. Es –hasta donde Google recuerda– la primera empresa de tecnología que cambia las reglas del juego: en vez de ser comprada por una extranjera... es ella quien compra. Globant, el gigante del desarrollo de software cuyo slogan es “Estamos listos” (We are ready, en inglés), acaba de anunciar la compra de Nextive para ampliar su presencia en Estados Unidos y meterse de lleno en el mundo de la tecnología móvil y social. Y hay que decir que los objetivos de Globant, la empresa de desarrollo de software más grande de la región, siempre fueron ambiciosos: “Queremos poner a la Argentina en el mapa del desarrollo mundial”, es una de las frases que suele escuchársele a Martín Migoya, el CEO de Globant, durante la conversación con Página/12.
Pongamos las cosas en dimensión: Globant cerrará este año con tres mil empleados, con una facturación aproximada de 90 millones de dólares, mientras que Nextive es (era) una empresa de Andrew Burgert asentada en el Silicon Valley que tiene 130 empleados y una facturación de 10 millones de dólares anuales. Con esta compra, Globant planea asentar su presencia entre empresas como Crowdstar, GNS y la famosa Zynga. En ocho años de vida, Globant creció a ritmo vertiginoso, ampliando sus sedes al interior del país, América latina, Europa y Estados Unidos. En estos años, trabajaron para empresas como Google, Electronic Arts, LinkedIn, Dreamworks, Nike, EMC y Coca Cola. “Nosotros queremos crear una multinacional argentina”, arranca Migoya, y quién está dispuesto a desmentirlo.
La compra de Nextive es un cimbronazo simbólico para la cultura de los emprendedores argentinos, más acostumbrados a imaginar productos para salir a venderlos al mercado internacional antes que pensar en hacerlos para crecer. “Cuando nosotros estudiábamos, los profesionales recién recibidos tenían como objetivo principal trabajar en una gran empresa norteamericana. Nosotros queremos que piensen en trabajar acá”, dice Migoya. Para la comunidad de emprendedores, Globant es un poco el buque insignia del crecimiento exponencial. Fue fundada en 2003 por Migoya, Guibert Englebienne, Martín Umaran y Néstor Nocetti, para disputarle un lugar a India en el mapa del desarrollo tercerizado de software a nivel mundial.
El exitoso modelo de servicios globales a gran escala y a bajo costo funcionó sólidamente en los primeros años del kirchnerismo, donde tal vez el primer gran caso de éxito fue haber desarrollado el sitio de viajes Lastminute.com para Inglaterra. Sin embargo, el valor agregado y la marca global permitió que Globant resistiera la inflación argentina con crecimiento. “Esa gran ventaja inicial desapareció. Estamos más caros con respecto a India o a Chile. La industria del software sobrevive porque es innovadora, en particular Globant que es un gran ejemplo de eso. No hubiésemos sobrevivido si no hubiera sido por la innovación. Obviamente sufrimos las tensiones lógicas de un dólar estable y una inflación que es alta”, dice Migoya. Para Martín Umaran, COO de la empresa, aquel modelo productivo surgido en 2002 ya no existe más: “Lo nuestro tiene que ver con aportar más valor a los clientes. Si hubiera sido sólo por un cuestión de salarios, Globant no existiría hace rato”.
Globant está de parabienes no sólo por la compra de Nextive, por haber recibido una inyección de capital extranjero a fin de año y por estar preparando su salida al Nasdaq, sino que además festeja por la modificación de la ley de software que mejorará notablemente los ingresos de las empresas exportadoras. La pregunta es: ¿qué hizo de Globant una empresa exitosa? Para Migoya se trata de “generar una cultura del trabajo motivacional, de estimular la autonomía, de crear equipos completos de gente donde el objetivo, además de ganar dinero, sea hacer algo que no pueda dejar de existir”, dice. Una de las apuestas de Globant es la distribución de la empresa a nivel federal, para trabajar sobre las motivaciones de los desarrolladores. “Hemos llevado Dreamworks a Chaco, por ejemplo, y los programadores locales no lo pueden creer”, dice.
El otro es el aspecto cultural de este país: “Los emprendedores argentinos tienen una visión muy innovadora, encuentran desafíos en todo lo que ven, y los emprendedores estadounidenses adoran que vayan nuestros ingenieros y los desafíen todo el tiempo”, dice Migoya. Sin embargo, el impacto de lo que se está generando a largo plazo es inconmensurable: “Estamos entrenando gente que está al nivel tecnológico de Google, esperamos que alguna vez salgan grandes emprendimientos de acá”, analiza Migoya. “Estamos tratando de ampliar nuestra visión a una dimensión más latinoamericana, tratando de transmitir esas ideas”, dice Umaran.
Con la innovación como estímulo permanente y con la revolución de la tecnología móvil en puerta, Globant se prepara para los saltos que vendrán de ahora en adelante. “Estamos pasando por una etapa de penetración de nuevas tecnologías de teléfonos inteligentes en todas las capas sociales”, dice a Página/12 Andrew Burgert, de Nextive.
–¿Están las conexiones preparadas para resistir el crecimiento?
Andrew Burgert: –La telefonía móvil se mueve en tres dimensiones: procesamiento, conectividad y capacidad para guardar material. El nivel de los procesadores es excelente y la capacidad es buena. Se está desarrollando la red 4G y la red LTE, es un salto de conectividad que permitirá videoconferencias callejeras.
Para Martín Migoya, Argentina está en una etapa de crecimiento exponencial en materia de conectividad. “Los programas de Argentina Conectada y Conectar Igualdad son espectaculares. Cuando contamos lo que está haciendo el gobierno argentino afuera no lo pueden creer. Es el proyecto más grande en su tipo y todavía podemos ver el efecto. Eso democratiza infinitamente a todo el mundo”, dice. El análisis de los directivos de Globant es que la cantidad de trabajadores disponibles en el mercado de los desarrolladores se duplicó en tres años. “Y esto tiene un efecto positivo en el ecosistema, más allá de la coyuntura. A final del día vamos a tener gente entrenada en el mercado. Y cualquier compañía que dé oportunidades y las distribuya geográficamente será positivo para todos.”
Hace ya unos años, Globant viene preparándose para salir a la Bolsa en Estados Unidos. “Pero salir a la Bolsa no es un fin en sí mismo, es un medio para financiarse de una forma más barata, para cambiar la notoriedad de la empresa, la relación con los empleados, pero el objetivo de Globant no es salir a la Bolsa porque sí”, dice Marín Umaran, quien pone a MercadoLibre.com entre sus modelos a seguir. Palo y a la Bolsa: otra vez reaparece Migoya con sus objetivos modestos. “Queremos ser la principal compañía de productos de software para nuestros clientes en el mundo”, dice. ¿Y Brasil? “Ah, a Brasil... –dice Migoya– nos encanta ir de vacaciones. Tal vez alguna vez compremos algo allá.”

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