Guía básica para aprender a enfocar mejor (II)
En el capítulo anterior vimos como aprender a enfocar donde queríamos y donde debíamos. Además se produjo una enriquecedora aportación en los comentarios donde algunos de vosotros aportasteis cosas muy intersantes.
Seguimos en esta segunda parte viendo conceptos y consejos que nos ayudarán a comprender y manejar mejor el enfoque de nuestras cámaras. En la última y tercera parte nos fijaremos algo más en el enfoque manual y el enfoque automático, ajuste del microenfoque para nuestros objetivos y otros aspectos.
6. Y si la velocidad ha de ser baja, hay otras opciones: apóyate
Ya lo adelantabais algunos en los comentarios: “Busca un punto de apoyo y asegurarás el enfoque”, parafraseando a Arquímedes. Y es cierto. Asegurarnos una buena postura, una base sólida de apoyo nos garantiza que nuestro movimiento corporal sea lo más reducido posible. Existen mil formas de resolverlo: apoyar la cámara, tener la espalda y los brazos bien apoyados … cualquier cosa que nos haga ser más “estables”.
Otro pequeño truco, también adelantado por algunos en la primera parte, es utilizar el retardo de 2 segundos, disponible en la mayoría de las cámaras. Incluso existen algunos modelos con un modo silencioso que mantiene el espejo levantado mientras no sueltes el obturador, lo cual ayuda a evitar trepidación y si le coges el truco imágenes más nítidas, según dicen algunos. Personalmente es un modo que no me gusta y que no uso además de, según parece, eleva el nivel de ruido.
En fotografía de paisaje, nocturnas y similares, cuando necesitamos una velocidad de obturación muy baja (hablamos ya de varios segundos), esto es fácil de solucionar gracias al uso de un buen trípode. No solamente evitaremos trepidación. Pero un trípode ha de tener buena sujección como nos contaba hace tiempo nuestro compañero Miguel Ángel Ordóñez y donde puedes ampliar la información sobre cómo asegurar el enfoque usando un trípode. Salvando ésto, y que en este tipo de fotografía se suele usar aperturas más cerradas o se calcula la hiperfocal, el enfoque está casi asegurado teniendo ciertas precauciones.
Pero en otras ocasiones, un trípode es imposible de manejar o de llevar. Un punto de apoyo simple es un monopié. Los fotógrafos deportivos para solucionar en parte este asunto, usan unos trípodes de una sola pata que reciben el nombre de monopiés. Son bastante económicos, los puedes encontrar a partir unos 25 euros, bastante resistentes.
Este punto de apoyo ‘extra’ permite estabilizarnos hasta 3-4 pasos, lo que permite que reduzcamos hasta 3-4 pasos la velocidad de obturación más lenta que habitualmente usemos, ésa a partir de la cual tenemos la foto ‘movida’ o ‘trepidada’.
El uso del trípode es incluso un punto extra para cuando has de realizar una sesión a una modelo, como siempre me recuerda nuestro compañero Rodrigo Rivas, como le enseñaron en EFTI, a veces, la diferencia en lograr un resultado de calidad está en usar o no usar trípode.
7. Disparo simple y disparo en ráfaga
Cuando tenemos un sujeto en movimiento, tenemos varias posibilidades de enfocarlo. Algunos sistemas de autoenfoque permiten seguimiento del sujeto pero varían los puntos de enfoque según éste se mueve. Esto está bien si estamos disparando al sujeto de lejos con una apertura cerrada ya que gracias a la profundidad de campo el sujeto estará en la zona de enfoque.
El enfoque continuo tradicional, en mi opinión, suele dar mejores resultados que ese otro enfoque 3D, al menos, cuando usamos aperturas más abiertas. Podemos estar enfocando siempre, por ejemplo, a la cara a f/2.8, desde lejos y asegurarnos un buen enfoque. De todas formas, va en cuestión de gustos y de la habilidad de cada uno.
En ambos casos usaríamos probablemente, el disparo simple, ya que estamos planteando hacer nuestras tomas a sujetos que están moviéndose pero no a una velocidad excesiva. Sin embargo, con sujetos que se muevan rápido, además de configurar la velocidad de obturación para según como queramos capturar el movimiento, hemos de tener en cuenta el movimiento del sujeto y preveerlo.
Pensad en la típica fotografía de naturaleza a un pájaro cuyo movimiento tal vez no sabemos cuál va ser. Lo seguimos con el enfoque continuo y realizamos varias tomas con dos propósitos: uno, tener varias composiciones y, dos, asegurarnos tomas enfocadas. Es bastante común que por el movimiento alguna de las tomas no esté enfocada. Lo mismo podríamos plantearnos con un coche que pasa junto a nosotros o alguien que viene corriendo a toda velocidad.
En el caso de que el sujeto venga a gran velocidad hacia nosotros (apostados cual cazador esperando la presa), una técnica que puede venirnos bien es situarnos con un teleobjetivo y pre-enfocar a un punto del suelo por el que sabemos que pasará el sujeto, bloquear el enfoque, y cuando pase disparar una ráfaga.
Pero no solamente es útil cuando tenemos buena luz y el sujeto viene deprisa, es muy útil, en ocasiones donde la luz escasea y el autoenfoque se vuelve loco. Pre-enfocamos a un punto de luz (no estaremos en total oscuridad digo yo) por donde vaya a pasar el sujeto. Así, podríamos salvar por ejemplo la salida, a contraluz, de unos novios en una iglesia o el paso de unos corredores en una maratón por un determinado punto.
8. Si es necesario reencuadra, pero con cuidado
Encontrar un buen punto de enfoque depende de donde queremos enfocar y a qué. Sin embargo, cuando realizamos esto, por ejemplo, en un retrato es muy habitual que mucha gente quiera aprovechar ese 1.4 o 1.8 de su objetivo luminoso para obtener un bonito bokeh.
Enfoca a los ojos o donde tuvieras pensado, reencuadra rápidamente y disparas: zas, foto desenfocada. ¿Qué he hecho mal? te preguntarás. Has de recordar que la profundidad de campo se reduce y por eso no debemos de reencuadrar demasiado rápidamente, demasiado bruscamente ya que con ese movimiento podemos perder el enfoque que tenemos bloqueado. Podemos irnos un centímetro hacia delante o hacia atrás y perder ese enfoque a los ojos como queríamos. Lo tenemos en cuenta, repetimos. Disparamos y … foto desenfocada de nuevo. Vemos que el enfoque a los ojos no está y se ha ido a la nariz o a las orejas.
¿Qué ha pasado? No le hemos dicho a nuestro modelo que aguante un poco, hemos enfocado y el modelo se ha movido un poco. Pues también, hemos de recordárselo y decirle que aguante un poco ahí (no, varios minutos como algunas cosas que se ven por ahí).
En resumen
Aún nos quedan de ver algunos aspectos con los que mejorar nuestra comprensión de lo que es enfocar y así obtener mejores resultados, técnicamente hablando, en la calidad de nuestra fotografías. Para mejorar nuestra creatividad y nuestro criterio visual o artístico eso ya es otra cosa, tampoco te obsesiones por la nítidez máxima. Hasta el próximo capítulo.
nota original
Seguimos en esta segunda parte viendo conceptos y consejos que nos ayudarán a comprender y manejar mejor el enfoque de nuestras cámaras. En la última y tercera parte nos fijaremos algo más en el enfoque manual y el enfoque automático, ajuste del microenfoque para nuestros objetivos y otros aspectos.
6. Y si la velocidad ha de ser baja, hay otras opciones: apóyate
Ya lo adelantabais algunos en los comentarios: “Busca un punto de apoyo y asegurarás el enfoque”, parafraseando a Arquímedes. Y es cierto. Asegurarnos una buena postura, una base sólida de apoyo nos garantiza que nuestro movimiento corporal sea lo más reducido posible. Existen mil formas de resolverlo: apoyar la cámara, tener la espalda y los brazos bien apoyados … cualquier cosa que nos haga ser más “estables”.
Otro pequeño truco, también adelantado por algunos en la primera parte, es utilizar el retardo de 2 segundos, disponible en la mayoría de las cámaras. Incluso existen algunos modelos con un modo silencioso que mantiene el espejo levantado mientras no sueltes el obturador, lo cual ayuda a evitar trepidación y si le coges el truco imágenes más nítidas, según dicen algunos. Personalmente es un modo que no me gusta y que no uso además de, según parece, eleva el nivel de ruido.
En fotografía de paisaje, nocturnas y similares, cuando necesitamos una velocidad de obturación muy baja (hablamos ya de varios segundos), esto es fácil de solucionar gracias al uso de un buen trípode. No solamente evitaremos trepidación. Pero un trípode ha de tener buena sujección como nos contaba hace tiempo nuestro compañero Miguel Ángel Ordóñez y donde puedes ampliar la información sobre cómo asegurar el enfoque usando un trípode. Salvando ésto, y que en este tipo de fotografía se suele usar aperturas más cerradas o se calcula la hiperfocal, el enfoque está casi asegurado teniendo ciertas precauciones.
Pero en otras ocasiones, un trípode es imposible de manejar o de llevar. Un punto de apoyo simple es un monopié. Los fotógrafos deportivos para solucionar en parte este asunto, usan unos trípodes de una sola pata que reciben el nombre de monopiés. Son bastante económicos, los puedes encontrar a partir unos 25 euros, bastante resistentes.
Este punto de apoyo ‘extra’ permite estabilizarnos hasta 3-4 pasos, lo que permite que reduzcamos hasta 3-4 pasos la velocidad de obturación más lenta que habitualmente usemos, ésa a partir de la cual tenemos la foto ‘movida’ o ‘trepidada’.
El uso del trípode es incluso un punto extra para cuando has de realizar una sesión a una modelo, como siempre me recuerda nuestro compañero Rodrigo Rivas, como le enseñaron en EFTI, a veces, la diferencia en lograr un resultado de calidad está en usar o no usar trípode.
7. Disparo simple y disparo en ráfaga
Cuando tenemos un sujeto en movimiento, tenemos varias posibilidades de enfocarlo. Algunos sistemas de autoenfoque permiten seguimiento del sujeto pero varían los puntos de enfoque según éste se mueve. Esto está bien si estamos disparando al sujeto de lejos con una apertura cerrada ya que gracias a la profundidad de campo el sujeto estará en la zona de enfoque.
El enfoque continuo tradicional, en mi opinión, suele dar mejores resultados que ese otro enfoque 3D, al menos, cuando usamos aperturas más abiertas. Podemos estar enfocando siempre, por ejemplo, a la cara a f/2.8, desde lejos y asegurarnos un buen enfoque. De todas formas, va en cuestión de gustos y de la habilidad de cada uno.
En ambos casos usaríamos probablemente, el disparo simple, ya que estamos planteando hacer nuestras tomas a sujetos que están moviéndose pero no a una velocidad excesiva. Sin embargo, con sujetos que se muevan rápido, además de configurar la velocidad de obturación para según como queramos capturar el movimiento, hemos de tener en cuenta el movimiento del sujeto y preveerlo.
Pensad en la típica fotografía de naturaleza a un pájaro cuyo movimiento tal vez no sabemos cuál va ser. Lo seguimos con el enfoque continuo y realizamos varias tomas con dos propósitos: uno, tener varias composiciones y, dos, asegurarnos tomas enfocadas. Es bastante común que por el movimiento alguna de las tomas no esté enfocada. Lo mismo podríamos plantearnos con un coche que pasa junto a nosotros o alguien que viene corriendo a toda velocidad.
En el caso de que el sujeto venga a gran velocidad hacia nosotros (apostados cual cazador esperando la presa), una técnica que puede venirnos bien es situarnos con un teleobjetivo y pre-enfocar a un punto del suelo por el que sabemos que pasará el sujeto, bloquear el enfoque, y cuando pase disparar una ráfaga.
Pero no solamente es útil cuando tenemos buena luz y el sujeto viene deprisa, es muy útil, en ocasiones donde la luz escasea y el autoenfoque se vuelve loco. Pre-enfocamos a un punto de luz (no estaremos en total oscuridad digo yo) por donde vaya a pasar el sujeto. Así, podríamos salvar por ejemplo la salida, a contraluz, de unos novios en una iglesia o el paso de unos corredores en una maratón por un determinado punto.
8. Si es necesario reencuadra, pero con cuidado
Encontrar un buen punto de enfoque depende de donde queremos enfocar y a qué. Sin embargo, cuando realizamos esto, por ejemplo, en un retrato es muy habitual que mucha gente quiera aprovechar ese 1.4 o 1.8 de su objetivo luminoso para obtener un bonito bokeh.
Enfoca a los ojos o donde tuvieras pensado, reencuadra rápidamente y disparas: zas, foto desenfocada. ¿Qué he hecho mal? te preguntarás. Has de recordar que la profundidad de campo se reduce y por eso no debemos de reencuadrar demasiado rápidamente, demasiado bruscamente ya que con ese movimiento podemos perder el enfoque que tenemos bloqueado. Podemos irnos un centímetro hacia delante o hacia atrás y perder ese enfoque a los ojos como queríamos. Lo tenemos en cuenta, repetimos. Disparamos y … foto desenfocada de nuevo. Vemos que el enfoque a los ojos no está y se ha ido a la nariz o a las orejas.
¿Qué ha pasado? No le hemos dicho a nuestro modelo que aguante un poco, hemos enfocado y el modelo se ha movido un poco. Pues también, hemos de recordárselo y decirle que aguante un poco ahí (no, varios minutos como algunas cosas que se ven por ahí).
En resumen
Aún nos quedan de ver algunos aspectos con los que mejorar nuestra comprensión de lo que es enfocar y así obtener mejores resultados, técnicamente hablando, en la calidad de nuestra fotografías. Para mejorar nuestra creatividad y nuestro criterio visual o artístico eso ya es otra cosa, tampoco te obsesiones por la nítidez máxima. Hasta el próximo capítulo.
nota original
Comentarios