La innovación tecnológica llega a las máquinas de coser
El pasatiempo de su abuelita está entrando en la era de alta tecnología.
En medio de un renacimiento del gusto por coser, los fabricantes de máquinas no están escatimando en su esfuerzo por atraer a la próxima generación de modistas. Equipados con puertos USB y pantallas táctiles de alta definición, las máquinas de coser más nuevas apuntan a una clientela que crece: personas de entre 20 y 40 años de edad, inspiradas por la moda y por los reality dedicados al diseño y que se han criado con computadoras y teléfonos inteligentes.
Luego de ocho temporadas de Project Runway, el concurso de diseño de modas que se emite en América Latina por el canal Liv, de Discovery Networks, todavía es muy popular. Brother International, el fabricante de máquinas de coser y tejedoras que patrocina Project Runway, dijo que 2010 fue un año récord en ventas (subieron 22%) en su línea de cosido y bordado en Estados Unidos. El desempleo y la incertidumbre económica han ayudado. "La recesión económica en algunos sentidos ha sido beneficiosa, debido a que más consumidores se han volcado al hogar y a la tradición", dice Katrina Helmkamp, presidenta ejecutiva de SVP Worldwide, que vende máquinas de coser Singer así como las líneas especializadas Husqvarna Viking y Pfaff.
Las nuevas máquinas de coser intentan ser tan accesibles como los teléfonos inteligentes. Vienen con puntadas decorativas, hilados automáticos y pantallas táctiles para facilitar el uso. Hay aplicaciones de teléfonos inteligentes para combinar hilos con telas y software que digitaliza los diseños de los bordados. Con el puerto USB, los usuarios pueden transferir una imagen de la computadora a la máquina de coser.
Algunas máquinas más caras, incluso lo ayudan a coser mejor. "Las posibilidades de automatizar los procesos de coser y bordar hacen las cosas más fáciles, más rápidas y más intuitivas para todos los usuarios", dice Rachel Stephens, directora de marketing integrado en SVP Worldwide. Alguien con habilidades modestas puede lograr concretar un proyecto bastante complejo si usa una máquina avanzada. Pero la familiaridad con las técnicas de cosido y con la nueva tecnología sigue siendo imprescindible.
Antes de la invención de la máquina de coser, personas con las habilidades necesarias cosían a mano a un ritmo de 20 puntadas por minuto. Las primeras máquinas de coser multiplicaron la velocidad por diez. Hoy, una máquina estándar opera a alrededor de 800 puntadas por minuto y una de las más avanzadas lo hace a 1.100 por minuto, de acuerdo con Gary Jones, presidente de marketing masivo para la marca Singer.
Los fabricantes quieren vender a una modista su primera máquina cuando es una adolescente o una veinteañera, para más adelante intentar venderle una máquina más sofisticada. Por ello, las compañías tratan de mantener los precios bajos en sus modelos básicos. Brother vende una máquina mecánica por US$80 y una computarizada por US$140.
De igual forma, coser ha sido una actividad social y algunas compañías ven en esto una oportunidad de marketing, organizando "fiestas de costura", en las que modistas expertas enseñan cómo usar las máquinas.
nota original
En medio de un renacimiento del gusto por coser, los fabricantes de máquinas no están escatimando en su esfuerzo por atraer a la próxima generación de modistas. Equipados con puertos USB y pantallas táctiles de alta definición, las máquinas de coser más nuevas apuntan a una clientela que crece: personas de entre 20 y 40 años de edad, inspiradas por la moda y por los reality dedicados al diseño y que se han criado con computadoras y teléfonos inteligentes.
Luego de ocho temporadas de Project Runway, el concurso de diseño de modas que se emite en América Latina por el canal Liv, de Discovery Networks, todavía es muy popular. Brother International, el fabricante de máquinas de coser y tejedoras que patrocina Project Runway, dijo que 2010 fue un año récord en ventas (subieron 22%) en su línea de cosido y bordado en Estados Unidos. El desempleo y la incertidumbre económica han ayudado. "La recesión económica en algunos sentidos ha sido beneficiosa, debido a que más consumidores se han volcado al hogar y a la tradición", dice Katrina Helmkamp, presidenta ejecutiva de SVP Worldwide, que vende máquinas de coser Singer así como las líneas especializadas Husqvarna Viking y Pfaff.
Las nuevas máquinas de coser intentan ser tan accesibles como los teléfonos inteligentes. Vienen con puntadas decorativas, hilados automáticos y pantallas táctiles para facilitar el uso. Hay aplicaciones de teléfonos inteligentes para combinar hilos con telas y software que digitaliza los diseños de los bordados. Con el puerto USB, los usuarios pueden transferir una imagen de la computadora a la máquina de coser.
Algunas máquinas más caras, incluso lo ayudan a coser mejor. "Las posibilidades de automatizar los procesos de coser y bordar hacen las cosas más fáciles, más rápidas y más intuitivas para todos los usuarios", dice Rachel Stephens, directora de marketing integrado en SVP Worldwide. Alguien con habilidades modestas puede lograr concretar un proyecto bastante complejo si usa una máquina avanzada. Pero la familiaridad con las técnicas de cosido y con la nueva tecnología sigue siendo imprescindible.
Antes de la invención de la máquina de coser, personas con las habilidades necesarias cosían a mano a un ritmo de 20 puntadas por minuto. Las primeras máquinas de coser multiplicaron la velocidad por diez. Hoy, una máquina estándar opera a alrededor de 800 puntadas por minuto y una de las más avanzadas lo hace a 1.100 por minuto, de acuerdo con Gary Jones, presidente de marketing masivo para la marca Singer.
Los fabricantes quieren vender a una modista su primera máquina cuando es una adolescente o una veinteañera, para más adelante intentar venderle una máquina más sofisticada. Por ello, las compañías tratan de mantener los precios bajos en sus modelos básicos. Brother vende una máquina mecánica por US$80 y una computarizada por US$140.
De igual forma, coser ha sido una actividad social y algunas compañías ven en esto una oportunidad de marketing, organizando "fiestas de costura", en las que modistas expertas enseñan cómo usar las máquinas.
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